La demencia es sin duda una de las mayores preocupaciones cuando se trata de familiares en edad geriátrica. Su avance es degenerativo y no existe tratamiento para revertirlo, lo que lo convierte en un verdadero reto para terapeutas y cuidadores especializados en la tercera edad.
A pesar de la ausencia de un tratamiento capaz de erradicar la enfermedad, sí existen diversos tratamientos eficaces, como los farmacológicos, que permiten a la persona paliar algunos de sus síntomas. Por otro lado, la terapia ocupacional, y el entrenamiento tanto mental como físico, ha demostrado ser altamente eficaz cuando se trata de frenar el avance de las demencias, como es el caso del Alzheimer.
Síntomas de la demencia
La demencia en sí no se considera como una enfermedad específica, sino que agrupa todo un seguido de síntomas clínicos, como por ejemplo, dificultades en recordar, razonar o realizar actividades cotidianas de nuestro día a día.
Sin duda, la forma de demencia más conocida y común es el Alzheimer. Sus síntomas son los siguientes:
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- Pérdida de la memoria
- Dificultades en el habla
- Dificultades de razonamiento o pensamiento
- Dificultades para leer
- Deterioro de las habilidades visuales y espaciales
- Confusión
- Desorientación
Terapia ocupacional; ¿qué nos aporta en casos de demencia y personas mayores?
La terapia ocupacional ha demostrado ser eficaz en casos de demencia para la mejora en el funcionamiento diario, la participación social y el bienestar global de las personas que sufren enfermedades de este tipo.
Entre los problemas más habituales en este tipo de pacientes se encuentran los olvidos, las dificultades en la planificación, la dejadez en el cuidado personal, las dificultades de movilidad y las divagaciones de pensamiento.
En este escenario tan desconsolador, la terapia ocupacional puede significar un rayo de luz en la vida tanto de las personas que sufren la enfermedad, como la de los familiares que están a su alrededor.
Técnicas en Terapia Ocupacional para casos de demencia
La terapia ocupacional en casos de demencia puede adoptar distintos formatos para trabajar diferentes áreas, que a su vez, se combinan entre ellas para ofrecer una tratamiento integral que refuerce tanto las capacidades cognitivas como físicas del paciente:
- Estimulación cognitiva: incide en el trabajo mental como vehículo para la mejora de las capacidades cognitivas del paciente. Se suele trabajar con ejercicios de cálculo, juegos de lógica y actividades que pongan a funcionar la memoria y la capacidad de atención.
- Psicomotricidad: a través de este tipo de técnicas se pretende trabajar las capacidades cognitivas encargadas del movimiento, como la coordinación, la capacidad de reacción, el reconocimiento de estímulos o el movimiento dinámico. Puede trabajarse con pelotas, aros y circuitos de agilidad adaptados a la tercera edad.
- Terapia funcional y rehabilitación de las AVD: este tipo de técnicas están enfocadas a trabajar todas aquellas actividades del día a día del paciente que pueden ser dificultosas de realizar en casos de demencia, para que así sea capaz de hacerlas de forma autónoma. Por ejemplo, todas aquellas relacionadas con el cuidado personal, la limpieza, o las tareas domésticas de organización como ir a la compra.
La estimulación mental y el entrenamiento de la función cognitiva
Cuando se trata de demencia, el foco de la enfermedad se encuentra inevitablemente vinculado a un órgano en concreto: el cerebro.
Es por eso que la ejercitación mental y cognitiva es de vital importancia no solo para que los síntomas de la demencia no sigan avanzando, sino también para evitar que estos aparezcan antes de que se manifieste la enfermedad.
De esta forma, el entrenamiento de la función cognitiva se convierte en una herramienta de prevención indispensable y muy útil. Aunque el riesgo de demencia y Alzheimer es más incipiente alrededor de los 65 años, nunca es demasiado pronto para ejercitar la mente de forma regular y mantener las capacidades cerebrales ‘en forma’.
De hecho, los expertos afirman que a partir de los 25 años, el cerebro empieza a perder volumen de forma natural. Lo que nos indica claramente que el deterioro cognitivo puede empezar a evitarse mucho antes de lo que nosotros pensamos.
Libros de ejercicios; una forma lúdica de entrenar nuestro cerebro
A la hora de buscar herramientas y medios que nos sirvan para entrenar el cerebro de nuestros mayores, hay que tener en cuenta la importancia del formato, ya que este tiene que estar adaptado a las necesidades de su edad.
Es por eso que los recursos analógicos, como los libros de ejercicios, son la herramienta perfecta y mejor adaptada a la generación de la tercera edad para el trabajo cognitivo con el objetivo de frenar la demencia, el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
Refresca tu mente, a través de sus 4 volúmenes, ofrece más de 400 actividades dirigidas al ejercicio mental y cognitivo de las personas mayores con distintos formatos como:
- Sopas de letras
- Coloreado de dibujos
- Laberintos
- Sumas, restas y multiplicaciones
- Frases motivadoras
- Encontrar diferencias
- Espacio para fotografías (para trabajar la memoria autobiográfica)
- Juegos de lógica
Su objetivo es trabajar distintas capacidades de nuestro cerebro, como la atención, el lenguaje, la memoria, la motricidad, la percepción, el razonamiento o la resolución de problemas. Todo ello de una forma totalmente lúdica y adaptada a las necesidades de las personas mayores.